Lo primero es conseguir
una caja bien aislada. Tanto más cuanto menos queramos gastarnos en consumo eléctrico.
La mía es una caja que recibí en un pedido de peces tropicales. Parece que
alguna empresa de envío de grillos y otros alimentos para reptiles también
utiliza cajas similares. Sin embargo, no es necesaria una caja igual. Cuando era
un crío hice a medias con un amigo una incubadora para huevos de gallina. Era
una caja de madera aglomerada y forrada por dentro de poliestireno expandido (el
famoso corcho blanco, Porexpán o Poliexpán, el mismo material que esta caja).
También se puede utilizar el poliestireno extruído; igual, pero de colores, no
hace bolas, aísla más y es más caro, pero es más rígido y podéis construir
la caja directamente con él. Una de las personas que me han escrito pretende
utilizar una nevera de camping, idea que me parece apropiada siempre que se
prevea evitar la hermeticidad para que se pueda renovar el aire.
La ventana que se
aprecia nos permite ver un termómetro interior, pero no nos sirve para ver el
estado de los huevos. Para ello la ventana debería ser suficientemente grande
para que entrase más luz y colocar los huevos en algún recipiente con tapa
transparente. En este caso, tiene un plástico transparente por delante y otro
por detrás, para crear una cámara de aire aislante.
El termostato,
cronotermostato en este caso, debe estar en el exterior para facilitar su
control y manipulación y evitar posible deterioro debido a la humedad. Para
ello es necesaria una modificación. Ha de desoldarse el sensor de temperatura y
volverlo a colocar el final de un cable, que introduciremos dentro de la
incubadora.
El cronotermostato es
uno muy fácil de encontrar en cualquier ferretería. Se usan para las
calefacciones centrales en las viviendas, hacen ararncar la caldera a distintas
temperaturas programadas según las horas.
En mi caso, para camaleón
Calyptratus, la tengo programada del siguiente modo.
10:00 - 25º
10:30 - 30º
22:00 - 25º
22:30 - 20º
Resumiendo, 30º
diurnos y 20º nocturnos con transiciones suaves.
Atención que suelen
tener programa de laborables y de festivos. Hay que programar los dos iguales.
Otro detalle importante
es la histéresis, la horquilla de temperaturas que vamos a tener. Esto suele
ser ajustable (lo siento, pero te tienes que leer las instrucciones de tu
modelo). Si viene con 1.5º de fábrica, nos oscilará entre 28.5º y 31.5º. Si
lo programas a 0.2º (al mínimo posible) tendremos la temperatura bien ajustada
entre 29.8º y 30.2º. Esto supondrá que estará saltando continuamente y muy
poco tiempo cada vez. Esto no es recomendable para una caldera doméstica, por
eso vienen con un histéresis mayor, pero no supone ningún problema para una
resistencia eléctrica.
Pasaremos el cableado
al interior por pequeños orificios en la caja.
Detalle de la sonda de
temperatura que se desoldó del cronotermostato (desmontándolo, por supuesto).
En el lugar del circuito impreso del cronotermostato donde se insertaba la sonda
se suelda el cable y en el otro extremo del cable se vuelve a soldar la sonda.
Si no sabes soldar, un amigo lo hará por tí en tres minutos o un técnico de
reparación de electrodomésticos lo hará por muy poco dinero.
IMPORTANTE: La sonda se
colocará SOBRE el recipiente de los huevos, NO DENTRO. Si queremos, podemos
poner dentro del recipiente una sonda de un termómetro digital o un termómetro
de los de acuarios (aunque éstos son muy imprecisos. Si queréis hacer la
prueba, id a un centro comercial y cogéis varios de la estantería, cada uno
marcará una temperatura ligeramente distinta. En caso de comprarlo, coged uno
que marque una temperatura intermedia). Eso nos servirá para saber la
temperatura a la que se encuentran realmente los huevos. Pero a la hora de
controlar la temperatura lo haremos con el aire circundante al recipiente. Del
mismo modo que al cocinar al baño maría nos aseguramos que la temperatura no
pasa de los cien grados, aquí el recipiente no excederá en temperatura al aire
que lo rodea, tarde lo que tarde en alcanzar dicha temperatura y cuanto más
mejor, a fin de garantizar una transición suave. Si colocamos la sonda del
termostato en el interior, la resistencia calentará al aire y éste al
recipiente, pero ya sabemos que tardará un tiempo. Para cuando el recipiente
alcance los 30º que deseamos, el aire podría estar ya a 40º. En ese momento
la resistencia habrá sido cortada por el termostato, pero el aire ya está
caliente y la temperatura seguirá subiendo lentamente en el recipiente hasta
alcanzar, por ejemplo, 38º. De todos modos, la incubadora hay que probarla
siempre unos días antes de poner huevos en el interior.
El esquema es sencillo,
para la enchufar el cable calefactor podemos utilizar una regleta de conexión o
clema si elegimos el tamaño adecuado, para que tenga la misma separación que
las clavijas. Más profesional sería adquirir un enchufe aéreo hembra. La
conexión es muy sencilla. Uno de los hilos del enchufe de alimentación va a al
cronotermostato, la otra conexión del cronotermostato va al cable calefactor y
el otro contacto del cable calefactor va al otro hilo del enchufe de alimentación.
Otra variante, en caso
de no poseer cronotermostato es la siguiente: Repetir lo mismo que lo anterior
sustituyendo el cronotermostato por un termostato sencillo programado a 20º.
Volver a repetirlo todo otra vez excepto el cable calefactor, que será el
mismo, pero esta vez el termostato estará fijado a 30º y no se conectará
directamente a la red, si no a un programador horario que se active durante 12
horas. En el peor de los casos, podríamos tener un único termostato y fijarlo
las 24h a unos 26º, con menor garantía de resultados.
En el fondo de la caja
pongo unos suplementos para ganar un poco de altura y que la resistencia no
toque el poliestireno. A vuestra imaginación dejo la fabricación de los
suplementos, que no tienen por qué ser como los míos. Conseguimos un espacio
que facilite la circulación de aire a través de la resistencia y la alejamos
de un material que no deja de ser inflamable. Tranquilos que la resistencia coge
muy poca temperatura y el poliestireno se derrite mucho antes de empezar a
arder, pero más vale prevenir...
La resistencia que yo
utilizo la despliego por por un trozo de maya metálica. Queda bien distribuida
y el soporte es suficientemente rígido para sostenerse sobre los soportes y
para aguantar los recipientes de los huevos. Además, permite que el aire pase a
su través, lo que no sucede en el caso de las mantas térmicas, aunque también
con ellas se obtienen buenos resultados. También podéis modificar el sistema a
vuestro gusto. Esta resistencia es de las que se usan en los terrarios, de fácil
adquisición en tiendas de mascotas. Es de 25w, pero sobra con una de 15w.
Sobre los soportes, la
rejilla con la resistencia y sobre esta, otros separadores. Aquí mi imaginación
solo dio para unos frascos de cristal.
Sobre los frascos de
cristal puse otra rejilla metálica y sobre ella los recipientes que contienen
los huevos. El de la foto está vacío, pero cuando tienen huevos los lleno a la
mitad con vermiculita húmeda.
Un tupperware con 30
huevos de camaleón calyptratus.
Existen formulas para
la proporción de vermiculita y agua en función del peso. Si se utiliza una de
estas fórmulas, se ha de pesar también el recipiente cuando ya tenga los
huevos y la tapa y anotarlo. El mejor sitio es en la misma tapa con un rotulador
indeleble, junto a la fecha de puesta y otros datos de interés. Con el dato del
peso total podremos mantener un control estricto de la humedad del sustrato.
Periódicamente, pesaremos el recipiente y añadiremos tantos cm3 de agua como
gramos haya perdido. Para ello es necesaria una báscula de precisión mínima
de un gramo.
Yo lo hago a ojo. Cojo
el recipiente limpio, añado vermiculita hasta la mitad y lo lleno de agua.
Pongo la tapa y escurro toda el agua el sobrante. Seguidamente lo pongo al
microondas y le doy toda potencia. El tiempo es muy subjetivo, pues dependerá
de la potencia del aparato y de la cantidad de vermiculita que hayamos puesto,
pero tiene que salir bastante vapor. Conseguimos dos cosas: desinfectar y
reducir la cantidad de agua. Dejamos destapado para que siga evaporando mientras
se enfría. Cogemos después un poco de vermiculita con los dedos y apretamos
fuertemente. Debe asomar un poco de agua, pero no llegar a escurrir una gota por
los dedos. Es la misma prueba que repetiremos a lo largo de los meses de
incubación, a fin de añadir el agua necesaria. Cada vez que añadamos agua
echaremos menos cantidad de la que nos parezca necesaria y pasadas una horas
volveremos a echar si es necesario, pues quedarse corto tiene esa fácil solución
y en caso de pasarse, la dificultad es mayor. Añadiremos siempre la cantidad
por los bordes o entre los huevos, con cuidado de no mojarlos.
Cada vez que la
temperatura en la incubadora sea menor que dentro del recipiente, se producirá
condensación en las paredes y en la tapa de éste. No nos interesa que caigan
esas gotas de la tapa sobre los huevos. Para ello inclinaremos levemente el
tupperware durante toda la incubación, consiguiendo así que se deslicen hacia
un extremo y caigan por el borde hasta la vermiculita otra vez, evitando la pérdida
excesiva.
Cuando ya esté todo
funcionando correctamente y de forma estable, introduciremos los huevos enterrándolos
hasta la mitad o las tres cuartas partes. No deben variar su posición. Parece
que no es excesivamente importante si están recién puestos, pero al poco
tiempo, el embrión asciende hacia la parte superior, donde practicará el
intercambio de gases. Girar el huevo supone la axfisia y el aplastamiento por la
propia yema. Es conveniente hacer una pequeña marca con un lápiz blando en la
parte superior. Nadie está exento de que un día, al abrir la tapa, se nos vaya
de las manos y se derrame todo. Hay que volverlos a colocar inmediatamente en su
posición.
La tapadera del
tupperware tendrá un par de orificios de dos o tres mm en esquinas opuestas.
Esto es suficiente para ventilación e intercambio de gases sin que pierda
demasiada humedad. Esta ventilación se verá forzada, además, por la dilatación
y contracción del aire al variar la temperatura de 20º a 30º y viceversa.
Todos los datos
ofrecidos de temperatura y humedad son válidos para calyptratus. Para otros
reptiles realizar los cambios oportunos. Esta incubadora no es apta para huevos
de aves, que requieren más ventilación y los huevos, al no colocarse en
sustrato, pues necesitan de varios volteos diarios, tomarán su humedad de la
propia atmósfera controlada del interior de la incubadora.
Ahora sólo os falta
una buena puesta de huevos y una gran dosis de paciencia.
Texto y Fotos: Manolo Trigo.
|